En mi empresa pasamos por ese mismo dilema hace unos meses. Lo que terminó marcando la diferencia fue comparar resultados reales en tareas de renderizado y ejecución simultánea de microservicios. Elegimos una configuración que nos ofreciera equilibrio entre potencia y coste operativo. Desde entonces, el desempeño ha sido constante, sin cuellos de botella, incluso en horarios pico.